domingo, 17 de mayo de 2009

Miércoles 13: los ukeleles malvados.

Superada la fase de las guitarras (fase que se documentará próximamente, y en la que la mesa del estudio fue súbitamente invadida, además de por los habituales bocatines, por una horda de pedales descontrolados de todos los tamaños y colores imaginables), el miércoles pasado les tocó el turno a los ukeleles, esos malvados seres de cuatro cuerdas.

Tras una sesión de trabajos musicales forzados, el despojo ukelelista que quedó de lo que había sido Sole Parody decidió meterse a predicadora eremita y retirarse al monte a vivir rodeada de cabras con cencerros. Antes de desaparecer nos dejó las tres sabias conclusiones que extrajo de aquella noche, y que aquí copiamos para que sirvan de enseñanza a futuras estrellas del pop:

-uno: llega un momento en la vida en que la coca-cola no hace una mierda de efecto.

-dos: el ukelele NO es el instrumento más fácil de tocar de la tierra. (a lo mejor es más fácil que el citar bangladí de veinte cuerdas, pero desde luego es mucho más difícil que la botella de anís del mono o el triángulo)

-y tres: es probable que Fino Oyonarte no sea de este planeta, si no, no se explica como puede ser tan majo, tener tanta paciencia, estar tan animado, y controlar tantos botoncitos a la vez, subsistiendo sólo a base de bocatines.


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