jueves, 30 de abril de 2009

Nuestra verdadera misión

Entre los integrantes de Mamut hay un señor mayor que se llama Eduardo Nebot. El Sr. Nebot hace como que trabaja de abogado en un despacho, e incluso a veces se pone traje y corbata para intentar convencernos, pero está claro (hay pruebas fehacientes) que en realidad se pasa el día metido en casa, escribiendo mails demenciales y buscando artistas friquis por internet.

Lo que el Sr. Nebot no sabe es que Mamut en realidad no es un grupo de música, sino un experimento piloto de un nuevo plan del gobierno de Integración de Personas Mayores Desadaptadas.

La cosa funciona así: un sujeto x (en este caso pondremos como ejemplo al Sr. Nebot), pone un anuncio en internet en el que busca un mierdofonista, cinco violinistas y un ejército de mandolinistas para montar un grupo. Un equipo de expertos en integración descubren el caso y dan la alarma. En ese momento se decide la estrategia a seguir: ésta puede ser, desde sacar al abuelo a dar un paseo al parque, hasta, como en el caso que nos ocupa, formar un grupo de música con él y grabar un disco (el grado de dificultad de la estrategia va en función de la gravedad del caso). Tras perfilar el plan se contrata a un equipo de expertos (que en este caso somos Julia, Sergio, Mapache, Patas, Jonás y Yo, la Ukelelista). Y a partir de ahí es cuando todo queda en nuestra mano.

Nuestra misión principal es procurar que el sujeto afectado se adapte cuanto antes a la sociedad, acompañándole en actividades de lo más variopinto, y procurando ante todo que no note que estamos trabajando en el programa de integración antes mencionado, sino que crea que nuestro encuentro se produjo de forma casual y a través de internet (como el propio afectado ha reseñado varias veces al redactar la biografía del grupo).

A veces es duro, tengo que reconocerlo. Hay días en que una duda de todo y no sabe si fue buena idea ponerse a aprender a tocar el ukelele, aceptar una misión tan arriesgada. Una de las condiciones que se nos exigían en el contrato era darle al Sr. Nebot nuestras direcciones de e-mail y nuestros teléfonos, y hay veces en que el sujeto se pone especialmente cansino y se nos colapsan las cuentas de correo. Pero somos un equipo fuerte, y sé que mientras queden bocatines en el mundo, podremos aguantar el tipo y hacer de este señor una persona normal y perfectamente adaptada.